¿Dónde comienza la responsabilidad social? Ésta pregunta se hace más frecuente, cuando se trata de argumentar satisfactoriamente el bien actuar de una empresa. Pocas veces se inicia con la ubicación del término en la esfera del sujeto, del ser humano, de aquel hombre o mujer que día a día construye, decide y propone, ya sea para mejor o para detrimento de su propia especie.
Y es que más allá de las consideraciones metodológicas y de la aplicación de indicadores que técnicamente muestren la efectividad de los planes y las tácticas, subyace la condición humana. Es la persona el eje o punto de partida para que una comunidad, ciudad o país alcance un nivel aceptable de capital social, caracterizado por una sana convivencia entre sus integrantes. Desde esa perspectiva en la responsabilidad es tan importante es la noción del sí mismo, como la del otro. Sin esa otra parte no tiene base el hablar de responsabilidad, y aunque suene a sentido común, el considerar el impacto personal de nuestras acciones en el otro, es algo que nos cuesta ver, internalizar y hacer.
Cuando el otro, especialmente si se trata de una persona y no de un colectivo, es algo o cosa a quien no reconocemos ni aceptamos como alguien tan legítimo como uno mismo, es poco lo que se puede abonar en la cuenta del capital social. En cambio, es mucho lo que se logra cuando en el espacio privado se comienzan a poner en marcha pequeñas prácticas, tal como lo hemos visto en la célebre película Invictus, cuando uno de los escoltas hace referencia a su compañero sobre el impacto en que tiene en él, la conducta del presidente Mandela, quien hizo que dejara de “sentirse invisible”.
Esto es posible en el terreno de lo personal, de lo urbano, de las empresas, porque somos seres cada vez más complejos. Es algo incongruente pregonar o creer, por ejemplo, que uno es socialmente responsable porque legalmente cumple los deberes y derechos, o porque forma parte de una empresa con una fuerte y pública acción social; pero en la esfera particular uno no trata a cada familiar con respeto y auténtico interés, sembrando desconfianza.
La responsabilidad del individuo puede conducir a la social, cuando sale de la propia valoración de las consecuencias de lo que uno hace –o deja de hacer- en la convicción de que existimos en un mundo cada vez más interconectado, cambiante y dinámico. Viene de la alteridad, de esa noción de que somos sociables porque somos y estamos con otro, sin perder o sacrificar identidad.
Es el “yo te veo” en forma auténtica, con apertura y aceptación hacia el Otro, de Lévinas, y Búber. Viene acompañado del respeto y la escucha activa, del saber ponerse en los zapatos del otro; y probablemente, empieza por la misma autocomprensión.
[…] ¿Se trataba entonces de ocuparse de sí por derecho propio al desarrollo humano, o por corresponder a una necesidad colectiva de Convivencia y sentido del Otro en la Responsabilidad Social ? […]
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[…] cualidad conecta al sí mismo del comerciante con el Otro, como su elección de apertura, en el sentido de Levinas. Se aproxima, se abre y se establece un […]
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[…] planeta…) y ubicarla en el compromiso proactivo del individuo consigo mismo, y partir de allí, con su rol con el otro y con la sociedad. Un ciudadano corresponsable de su vida, su entorno, su destino. Las empresas […]
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[…] por un mundo mejor para toda la humanidad (base de la responsabilidad social) comienza con la experiencia del otro. Las tecnologías permiten la creación y recreación de vivencias, de impacto en la emocionalidad […]
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[…] herramienta de modelaje en la transformación social, impulsada por un empresario. Es la práxis del nexo con el Otro. Independientemente de cuál es la realidad tomada como referente o base para su estudio y […]
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[…] transformar paradigmas en la relación del hombre con sus semejantes. De superar la negación del otro y la concepción de riqueza. Ayudar a la gente a encontrar su propia riqueza interior. Superarnos […]
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[…] programa es un espacio para la construcción de la alteridad. Durante media hora (30 minutos), los días lunes a las 6 pm, hora Caracas. El oyente podrá […]
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[…] el caso de los empresarios con inclinaciones personales hacia el activismo o la solidaridad con el prójimo, las formas del quehacer en la responsabilidad social no se subordinan necesariamente a parámetros […]
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[…] otros actores. Organiza realidades y propone definiciones. Alteridad: Consciencia y vínculo con el Otro, asumido como un legítimo Otro, haciéndome responsable de las consecuencias en él, de mi […]
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[…] paulatinamente se comenzaron a ventilar tras las extremas agresiones –masivas o individuales– al ser humano y por el ser humano, la Responsabilidad Social tuvo lugar a principios de los años 50. Ocurrió en el contexto de la […]
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[…] cambio. En los sistemas sociales, entre ellas la organización, el individuo en su relación con el Otro (u otros) adquiere significancia como agente influenciador. Su singularidad es la base y meta de la […]
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[…] valoración del Otro, desde la mirada de lo político y lo religioso, es presentada por un estudio realizado desde el […]
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[…] de ejecutar, arruga”. Enfatiza que no se trata de dar cosas. Se trata de darse uno mismo al otro, para dejar huella. Sentarse a trabajar con una persona para buscar una solución, y hacerlo con […]
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[…] comercio, observamos que quienes mostraron una mayor actitud reflexiva, hay un visible sentido de interconexión humana en la actividad.Hay un constante esmero en la construcción y cultivo de relaciones, que a su vez conduce a otras […]
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[…] tiempo para la aceptación del reacomodo de rutinas, presupuestos. De ocuparse de sí mismo. De entendimiento al otroy de contraponer las propias convicciones (libertad individual versus obediencia a normas estrictas, […]
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