La valoración del Otro, desde la mirada de lo político y lo religioso, es presentada por un estudio realizado desde el CIC-UCAB
La fraternidad es una palabra-valor-concepto clave que emerge como urgencia social en el momento actual de la sociedad venezolana. La frase “igualdad sin fraternidad, a fin de cuentas, tampoco es igualdad” expone un espacio de oportunidad para desarrollar la noción del otro como ese legítimo otro que requiere una sociedad de genuina y sana convivencia, y que en la actualidad, no lo es.
Este tema es el trasfondo y una de las conclusiones que aporta el estudio que sobre las creencias y la creación de valor en el convivir del ciudadano, realizó el Centro de Investigación de la Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB. El mismo es el eje del libro “Público y Sagrado: Religión y política en la Venezuela actual” y tuvimos la oportunidad de conversar con Carlos Delgado Flores, uno de sus coordinadores, en el programa “Responsabilidad Social Hoy”.

Con un enfoque comprensivo sobre la alteridad, desde la dimensión política y la dimensión religiosa, y bajo datos de origen cualitativo y cuantitativo, se pretendió explorar el pensamiento del venezolano, a partir de sus creencias, para luego comprender su práctica política y muy especialmente cómo es su forma de crear comunidad, de convivir. “Es distinto a ser parte de algo, de ese sentido de pertenencia. El enfoque es la relación con el otro y mi representación del otro” comentó Delgado Flores.
En la obra la alteridad es definida como “el esfuerzo de reconocimiento del otro, que es lo que permitirá ayudarme a mí mismo”. Sin embargo, los resultados del estudio parecieran llevar a una realidad social donde lo que pareciera estar privando es una visión y una práctica donde se tiende a lo intimista-individualista (60% de los resultados obtenidos).
«La cartografía social es entender la realidad como un territorio que vale la pena representar para poder entenderlo de una manera más compleja».
La investigación propone una interesante tipología que permite la caracterización del grado de apertura al otro, según su grado de sociabilidad, confianza y afirmación personal. Estos son: solitario/intimista, legalista/moralista, negociador/mágico, agente/comunitario. “No son puras, son tipos ideales. Va desde la polaridad cierre –apertura al otro, hasta el atribuir o no la responsabilidad de mis actos a fuerzas exteriores”.
Lejos de encontrar absolutos o explicaciones mecanicistas, se muestran ventanas para la identificación de rendijas para caminar hacia una sociedad democrática. Lo ratifica en la entrevista Delgado Flores que “El agente comunitario existe y todo venezolano en algún momento tiene esos rasgos, así como del solitario puro. Depende del contexto”. Y este tipo es descrito como aquel que, desde la responsabilidad de sus actos, crea comunidad.
“Lo deseable es que todos seamos agentes comunitarios y esa mayor inclinación la tenemos en las comunidades base, como los barrios”. Según las interpretaciones del equipo de investigadores que participó tanto en el estudio como en el libro, lo contingente, lo misericordioso, influye, es constructivo.
“Lo mejor de la democracia es que permite el bien común para que la sociedad avance”
Aún cuando se reconoce que hay un déficit de confianza, también se identifican rasgos esperanzadores de cara a la modernidad, reinterpretando al moralista, al legalista quien de alguna manera u otra se apoya en la ley para reforzar su superioridad moral. Los investigadores han sido enfáticos que el capital social de puentes, es más crucial para la construcción de sociedades democráticas.
Como reflexión nuestra, tras la conversación con Delgado-Flores y la imprescindible lectura del libro (*) , se avizora como reto la urgencia del aprender a llevar y ejercer el rol ciudadano, en su complejidad de realidades. Donde lo íntimo y lo social no compiten, sino que resitúan sus límites y aperturas, y se colocan a voluntad, puentes para experimentar al Otro tan distinto o tan semejante. Para el momento del citado estudio (2016) en la dinámica de los procesos sociales en Venezuela no había surgido lo que en la actualidad, a nuestro juicio, pudiera estar evidenciando un incipiente repunte de voluntariedad y activismo ciudadano, por y para el otro, mediante el surgimiento de pequeñas organizaciones civiles y asociatividad.
(*) Tanto la investigación como el libro estuvieron también bajo la coordinación del profesor e investigador Jaime Palacio Rada. Fue publicado por Abediciones y la Fundación Konrad Adenauer, como parte de la colección Visión Venezuela.