Nuestro programa “Responsabilidad Social Hoy” llega a su segundo año, vía Fedecámaras Radio, en forma digital. La interacción con actores sociales durante este tiempo nos ha permitido agudizar la mirada y el análisis del comportamiento socialmente responsable en el país, especialmente en este particular período de su historia contemporánea. El común denominador es el crítico deterioro de la calidad de vida de sus habitantes, muy bien detallado por lel reconocido estudio académico ENCOVI. Y ante ello, nos preguntan desde otras latitudes: ¿cómo es entonces posible hablar de gestión de responsabilidad social en tu país?

Tres elementos clave, a nuestro juicio, pudieran describir la gestión de la responsabilidad social en la Venezuela de hoy, sobre la base de una compleja dinámica como sociedad con acentuado deterioro de la calidad de vida de su población.

El primero de ellos es la acción solidaria trans-territorial, orientada a la cooperación y la provisión de recursos para mitigar los efectos de las agudas carencias en salud y nutrición en las personas más vulnerables. Hablamos aquí de la articulación entre activistas particulares, Organizaciones No Gubernamentales, empresas y actores políticos para canalizar sus esfuerzos en materia de responsabilidad social en la realización de programas y jornadas de asistencia en las comunidades, y con los trabajadores de las compañías y sus familiares. Todo esto, en una gran parte, muy de la mano con la articulación entre civiles, organizaciones sociales, organismos multilaterales, filántropos particulares y otras instituciones para canalizar la ayuda desde el exterior hacia el país. Si bien el movimiento migratorio de venezolanos que en los últimos años suma casi el 20% de la población no es el único factor para ese el surgimiento de ese fenómeno de apoyo humanitario internacional, ha incidido en el mismo, incluyendo aportes individuales.
El segundo elemento de comprensión ha sido la necesidad de crear espacios para la convivencia y la resiliencia, con una perspectiva de alianzas multi-stakeholders. Es un fenómeno en proceso de emergencia, sin estándares o sin cumplimiento en la totalidad del territorio nacional. Lo que sí es palpable identificar es la proliferación de iniciativas en las que el ciudadano y pequeños o medianos empresarios –especialmente del comercio y los servicios- son tomados en cuenta para la ejecución de actividades públicas que permitan a los habitantes de las ciudades encontrarse o re-encontrarse, fraternizar, dialogar, canalizar o drenar ansiedades y estados emocionales, entre otros propósitos asociados a la necesidad de una sana convivencia urbana que contribuya a paliar el incremento de índices de agresión.
Un tercer elemento es el impulso al emprendimiento y la libre iniciativa a partir de políticas y proyectos que compañías, asociaciones gremiales empresariales (patronales) e instituciones sociales o multilaterales realizan, a modo de programas propios o en cooperación con terceros. La ejecución de esos programas se mantiene vigente, en menor grado. El fomento ha mermado como consecuencia de la reasignación de recursos, por parte de los inversionistas sociales, para asuntos humanitarios. A lo anterior se le suma la crisis en los servicios públicos y de insuficiencia de fondos en las empresas para programas que demandan logística, mayor atención y tiempo, cuyo impacto real se observa en la vida de las personas en el mediano plazo.
De modo que, someramente y como un ejercicio de aproximación, este es el panorama de la responsabilidad social en la Venezuela de hoy, no sin antes agregar, a modo de elemento transversal que las actuales circunstancias han incidido en activar o impulsar la dimensión individual y moral, tanto de quienes se marchan del país como de quienes deciden permanecer. Y esto se puede avizorar, sutil o visiblemente, en cualquiera de los tres elementos aquí señalados.
