
Servir al otro
Desde los tiempos de la “cultura de sí” en la antigua Grecia, el formar, guiar o acompañar al otro para que se cultive en conocimientos y desarrolle su potencial, ha ocupado la atención de los historiadores. Y dan cuenta de figuras célebres, especialmente los filósofos, cuya vocación fue servir promoviendo en el otro el estudio, la reflexión y la acción tras la indispensable autocomprensión. Tenían roles y responsabilidades que cumplir en la vida pública y eso implicaba ocuparse previamente de sí.
El coaching como herramienta tiene su precedente, durante el siglo XX, en corrientes del pensamiento como la fenomenología, el existencialismo y el constructivismo. Y comenzó a aplicarse, tal como lo conocemos hoy, en mundo del deporte. Se cita al entrenador Timothy Gallway como autor de la primera metodología. En nuestro ámbito latinoamericano las referencias conducen a la corriente ontológica nutrida inicialmente por las ideas de Maturana y Varela, y que luego tomaron vida propia con la escuela ontológica de Rafael Echeverria. Aquí el lenguaje, la conversación, es lo clave.
El coaching es un camino que muchas veces comienza sin la certeza de cuál es la meta que se quiere alcanzar, o cuando no se logra verla con facilidad. Cuando decidimos ir por el coaching es porque confiamos en alguien, con la debida preparación, quien nos va a acompañar en proceso de cambio que queremos, o necesitamos, en nuestra vida personal, profesional, empresarial… O en todas, porque uno es un ser humano integral, con distintas facetas, en la vida.
Es un proceso práctico, con resultados medibles, palpables, que satisface y brinda aprendizajes. A la persona que acude a un coach se le llama técnicamente coachee (o cliente). En la metáfora de una travesía en el oceáno, el coachee es quien lleva el timón del barco y lo conduce al puerto al que decide ir. El coach permanece a su lado, brindándole esa sensación de estar acompañado.
Con la mentoría el rol del guía es más activo. Se brinda el conocimiento en forma asertiva, oportuna y sobre todo, respetando la autonomía y los tiempos del discípulo. Mi experiencia como consultora y como profesora en las aulas universitarias, Centros de Capacitación Profesional, talleres in company, programas sociales en las comunidades o tutorías personalizadas, me ha ensenado que tanto el coaching como el mentoring y otras herramientas afines no son excluyentes.
PENSAMIENTO Y ACCIÓN
Lo importante para mí es desarrollar una metodología de trabajo coherente, avalada por el constante aprendizaje para poder ofrecer ayuda en una forma técnica y respetuosa a quien la solicita.
Mi sello es la reflexión activa, inspirada en el concepto de Conciencia Activa que aprendí de mi maestro, tutor, mentor y amigo, el recordado profesor Emeterio Gómez. Hacer las preguntas correctas es primordial. Si la duda no hay apertura de conciencia, me decía.
Es un proceso y cuando lo abres luego vienen las luces y la acción. Eso sí, con foco y la debida organización.

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Haciendo coaching se me han cumplido algunas de las metas que me propuse. Me funcionó para ordenarme y tener mis metas personales bien claras y escritas. Conseguí un apoyo como amiga donde podía expresar abiertamente las inquietudes que tenia. Me ayudaste muchísimo cuando lo necesité.
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Andrés V.
Monterrey, México
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